Acción de gracias por la salvación
1¡Alabemos al Señor, porque él es bueno;
porque su misericordia permanece para siempre!
2Que lo diga ahora Israel:
«¡Su misericordia permanece para siempre!»
3Que lo digan los descendientes de Aarón:
«¡Su misericordia permanece para siempre!»
4Que lo digan los temerosos del Señor:
«¡Su misericordia permanece para siempre!»
5En medio de la angustia clamé al Señor,
y él me respondió y me dio libertad.
6El Señor está conmigo; no tengo miedo
de lo que simples mortales me puedan hacer.
7El Señor está conmigo y me brinda su ayuda;
¡he de ver derrotados a los que me odian!
8Es mejor confiar en el Señor
que confiar en simples mortales.
9Es mejor confiar en el Señor
que confiar en gente poderosa.
10Todas las naciones me han rodeado,
pero en el nombre del Señor las venceré.
11Me han rodeado y me acosan,
pero en el nombre del Señor las venceré.
12Zumban a mi alrededor, como abejas;
crepitan como espinos que arden;
pero en el nombre del Señor las venceré.
13Me empujan con violencia, para hacerme caer,
pero el Señor me sostendrá.
14El Señor es mi fuerza, y a él dedico mi canto
porque en él he hallado salvación.
15En el campamento de los hombres justos
se oyen gritos jubilosos de victoria:
«¡La diestra del Señor hace grandes proezas!
16¡La diestra del Señor se ha levantado!
La diestra del Señor hace grandes proezas!»
17No voy a morir. Más bien, voy a vivir
para dar a conocer las obras del Señor.
18Aunque el Señor me castigó con dureza,
no me entregó a la muerte.
19¡Ábranme las puertas donde habita la justicia!
¡Quiero entrar por ellas para alabar al Señor!
20Ellas son las puertas que llevan al Señor,
y por ellas entran quienes son justos.
21Te alabo, Señor, porque me escuchas,
y porque me das tu salvación.
22La piedra que los constructores rechazaron,
ha llegado a ser la piedra angular.
23Esto viene de parte del Señor,
y al verlo nuestros ojos se quedan maravillados.
24Este es el día que el Señor ha hecho;
y en él nos alegraremos y regocijaremos.
25Señor, ¡te ruego que vengas a salvarnos!
¡Te ruego que nos concedas la victoria!
26¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
Desde el templo del Señor los bendecimos.
27El Señor es Dios, y nos brinda su luz.
¡Que comience la fiesta!
¡Aten las ofrendas a los cuernos del altar!
28Tú eres mi Dios, y siempre te alabaré;
siempre, Dios mío, exaltaré tu nombre.
29¡Alabemos al Señor, porque él es bueno;
porque su misericordia permanece para siempre!